El Palacio de Galiana

Un coqueto y tranquilo lugar se asienta en la ribera del Tajo, en la zona conocida como Huerta del Rey, el palacio de Galiana es elegido por Al-Mamún como almunia de descanso junto a Toledo. Legendario remanso de paz, detalles y bellos jardines que disfruté fotografiando.

Desde siempre tuve la estampa de este palacio cada vez que miraba por las ventanas de mi casa ¡las ventajas de vivir en lo más alto del barrio del humo! y hasta hace unos años no pude ver como era por dentro. Conocía sus alrededores, su ronda extramuros pero nunca tuve la suerte de poder entrar en este pequeño palacio fortificado, tan restaurado que casi podríamos decir que está como nuevo. Hace poco, y gracias a la amabilidad de la propiedad que gestiona esta finca, me permitieron fotografiar durante un par de sesiones este coqueto y tranquilo lugar junto al Tajo, en la zona conocida como Huerta del Rey. 

El lugar, cuna de leyendas, probablemente fue la casa de de recreo del rey taifa Al-Mamún (s.XI), cuyos palacios se encontraban cerca del Alcázar, en la zona del actual convento de Santa Fe. El edificio sufrió numerosos destrozos a lo largo de sus siglos de historia, actualmente se encuentra restaruado bajo la dirección del arquitecto Fernando Chueca Goitia y el historiador Manuel Gómez-Moreno.

Su acceso está junto a la estación de tren, y un camino sin asfaltar conduce a la finca. Un parking para invitados y unas estancias de consstrucción más moderna acompañan el palacio. Estas estancias se usan para salones de boda y una casa de guardeses que se encargan de cuidar la finca y sus jardines. 

Panorámica de la explanada de recepción

Una agradable paseo recorre el perímetro del palacio de Galiana, rodeado de jardines, lienzos tapizados de hiedra, cipreses y muros de arizónica que aislan la vista al exterior. Detalles arquitectónicos seguramente rescatados de la ruina y reutilizados como elemento ornamental.

El palacio de Galiana

Un viejo invernadero que usan los guardeses para los aperos del jardín, y unas instalaciones se usas como aseos cuando el palacio de Galiana organiza bodas y eventos.

Una pequeña puerta da acceso al palacio, dentro nos recibe un patio interior ajardinado que se configura en torno a un estanque central.

Desde este precioso patio, se accede al interior del palacio de Galiana, a través de unos arcos abiertos al exterior. Un gran arco de medio punto en el centro flanqueado por otros dos a cada lado más estrechos y otros dos arcos dobles lobulados en cada extremo, creando una bonita e interesante armonía. Me ha parecido interesante acompañar con el aspecto que tenía el palacio de Galiana a principios del s.XX con esta foto de Pedro Román Martínez que nos muestra el blog de Toledo Olvidado.

La estructura del edificio se compone de una planta rectangular dividida en nueve salas abovedadas.

 

Los interiores aunque no son demasiado amplios me parecieron deliciosos, armonizado con sus arcos lobulados y su fabrica de ladrillo, no existe acristalamiento y el aire fluye en su interior refrescando todas las estancias, sin duda pensado para su disfrute en verano. 

Desde este nivel se accede a un patio superior desde donde se puede contemplar los jardines, la huerta del Rey y la ciudad de Toledo al fondo. Cabe destacar los restos del estuco original con cenefas en la pared en las fotos de más abajo. 

Un lugar encantador y quizá no muy conocido en la ciudad, restaurado con buen gusto y primorosamente cuidado. Espero que este precioso entorno sea respetado en el futuro con la calidad que merece esta joya de Toledo.

 

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